Hay días en los que todo lo que sostenías se desarma un poco.
No porque esté mal, sino porque ya no encaja.
Porque de tanto andar por fuera, te perdiste un poco de vos.
Y sin darte cuenta, te alejaste.
De tu cuerpo, de tus silencios, de esa forma tuya de mirar las cosas que nadie más tiene.
A veces, es una palabra la que marca el límite.
A veces, es el cansancio.
El gesto de quien no llama, el mensaje que no llega, el frío en el pecho al darte cuenta de que estuviste para el mundo, menos para vos.
Y no porque no lo merezcas. Sino porque te acostumbraste a ser la que sostiene.
Pero hay un momento –no siempre llega suave– en el que algo te susurra:
volvé a vos.
Sin excusas.
Sin adornos.
Sin tener que explicarte.
Volvé a tu centro.
A ese lugar donde no necesitás estar entera para ser suficiente.
Donde no hay preguntas que duelan ni exigencias que te arranquen la voz.
Volvé a escribirte.
A habitarte.
A decirte con palabras que no buscan likes, sino verdad.
Porque no hay refugio más honesto que la página en blanco cuando el cuerpo está lleno.
Porque el deseo no desaparece, solo se esconde debajo de las urgencias.
Porque el mundo puede seguir girando, pero vos merecés una pausa.
Una ronda. Una voz que te diga: no estás sola.
A veces, no hace falta que todo se entienda.
A veces, lo único urgente es detenerse y volver.
Volver a lo que importa.
Volver a lo que duele.
Volver a lo que te nombra con ternura.
Porque, aunque el mundo no frene,
vos podés hacerlo.
Y quizás, desde ahí, algo nuevo empiece.
Con amor, Cin ❤️
Si hace tiempo sentís que necesitás un espacio donde volver a vos sin tener que explicar nada…
Estoy abriendo este mes nuevos círculos de escritura íntima y somática, presencial en: Palermo Bs. As, Montevideo, Carrasco, El Pinar y de forma online en dos horarios. Nos reunimos para escribirnos, leernos, reconocernos, volver a nosotras mismas.
Si querés inscribirte, respondeme este correo o hace click aquí